Grau / Grado ciudad

Grau / Grado


ciudad


Grado[1]​ (popularmente Grao, en asturiano: Grau)[2]​ es un concejo de la comunidad autónoma del Principado de Asturias, España, una parroquia de dicho concejo y una villa de dicha parroquia, capital del concejo. El topónimo oficial de la parroquia y la villa es bilingüe, en asturiano y castellano, Grau/Grado.[3]​ El concejo limita al norte con Candamo y Las Regueras, al este con Proaza, Santo Adriano y Oviedo, al sur con Teverga y Yernes y Tameza y al oeste con Belmonte de Miranda y Salas. Cuenta con una población de 9784 habitantes (INE, 2019). Los restos más antiguos del concejo datan de la Edad de Bronce. De la Edad de Hierro quedan pocos restos, como algunos recintos castreños que, en realidad, no son más que simples peñascos fortificados. De su época romana, a pesar de la abundancia de restos en concejos próximos, apenas hay testimonio. Esto se debe, en parte, a que la distribución actual de la población es muy distinta de la de entonces. No obstante, merece atención el tesorillo romano de Chapipi de fines del siglo IV y principios del V. Se trata de un conjunto de trece monedas de oro de los emperadores Constantino, Teodosio, Honorio y Arcadio; también un anillo de oro al que le falta la piedra que iría engastada en la parte superior. Se habrían ocultado en la cueva de Chapipi, en La Asniella (parroquia de Coalla) en la época de la desintegración del Imperio romano a causa de las invasiones germánicas. Fue descubierto en 1934 y se encuentra en el Museo Arqueológico de Oviedo, salvo tres monedas en el Arqueológico Nacional. Sí se conservan, en cambio, restos de su poder feudal, como son las torres fortificadas de Villanueva, Báscones y la torre de Coalla. De la Alta Edad Media se dispone de gran cantidad de documentación. Es evidente que Grado en aquella época no constituía una unidad, ya que la zona actual se repartía entre tres territorios muy diferenciados: Pramaro, Salcedo y Bayo o Grado. No sería hasta el siglo XIII cuando se constituya la puebla que engloba las tres unidades de población y se extiende hasta Candamo. La creación de la villa fue impulsada por Alfonso X 'el Sabio', quién durante ese período había impulsado con el objetivo de mejorar el orden público debido a los abusos del clero y la nobleza.[8]​ La nueva villa recibió el nombre de uno de los territorios que la conforma. El concejo y la diócesis ovetense llegaron a un acuerdo en el reparto de rentas. La villa se instaló en un lugar rico y frecuentado en las rutas del Camino de Santiago. Se trata, por tanto, de una villa típica del Camino con una estructura de calle central y casas a los laterales. La villa tenía una muralla y foso y consiguió un gran desarrollo, por lo que llegó a ser una de las más importantes de Asturias. La muralla, conocida en la época cómo cerca, no tenía una intención defensiva, sino más bien tenía el objetivo de delimitar la villa.[8]​ Contaba con dos puertas, una hacia Oviedo y otra hacia el Occidente. Fue una villa de viva actividad que selló hermandad con diferentes concejos y regiones próximas. Esta nueva ciudad fue dotada de un mercado, que solía celebrarse en el exterior de la muralla, normalmente cerca de la puertas. Además, la confluencia del Camino de Santiago con el Camín Real de la Mesa, proveniente de Castilla, le situaba en una posición privilegiada para el comercio ambulante.[9]​ En el siglo XIV, Grado no fue ajeno a la influencia de los grandes señoríos debido a que entró a formar parte de las tierras del conde Alfonso, bastardo de Enrique II de Castilla. Un siglo después pasó a la familia Quiñones. No conseguirá su autonomía hasta finales del siglo XV, aunque el Ayuntamiento siguió bajo el control, que ejerció el poder de forma unilateral hasta el siglo XVIII, pese a la fuerte oposición vecinal. En el siglo XVI, con la desamortización eclesiástica de Felipe II de España, algunas jurisdicciones señoriales cambiaron de manos. Así, el coto de Peñaflor fue redimido por sus habitantes y el coto de Priañes pasó a la casa de Dasmarinas al comprarlo, como muchos más que fueron cambiando de manos. Fue en el siglo XVIII cuando las gentes de Grado ofrecieron al rey una cantidad a cambio de que pudieran elegir sus cargos concejales, ya que habían estado acaparados por unas pocas familias durante siglos. Será la Audiencia de Oviedo la que fallará en contra del monopolio de estas familias en 1774 y la Cancillería lo confirmará en 1783. Aun así, seguirán existiendo numerosos cotos en esta zona, que quedan fuera de la jurisdicción ordinaria y son competencia directa de un señor. En esta época subsisten aún, entre otros, los siguientes cotos: el coto de La Mata, el coto de Peñaflor, el coto de San Juan de Villapañada y el coto de Cabruñana. En el siglo XIX sucedieron acontecimientos importantes. La Guerra de la Independencia presentó en el concejo un especial protagonismo. Se creó un regimiento con mozos del lugar, que llevaba el nombre del concejo, y fue enviado a luchar lejos de su territorio.[10]​ La villa fue invadida cuatro veces y esto tuvo fatales consecuencias en su patrimonio artístico. Las principales luchas del Principado tuvieron lugar en el desfiladero de Peñaflor, lugar que también tuvo importancia durante las guerras carlistas. Otros hechos destacables son los cambios en la configuración administrativa. Grado adquiere a finales del siglo XIX la misma configuración de nuestros días. Así, Candamo, que estaba integrado en Grado, intenta su separación, que logrará a finales de siglo. También en esta centuria se incorporan definitivamente a su jurisdicción los cotos señoriales. En la primera mitad del siglo XX, Grado vivió una época de prosperidad impulsada por las comunicaciones férreas. Se convirtió en un centro exportador de productos agrícolas y ganaderos de primer orden. La boyante situación hizo sobresalir al pueblo por encima de otras localidades españolas contemporáneas y atrajo mucha población. Como centro comercial de importancia, se concentraron en la población servicios administrativos y numerosos establecimientos comerciales y de ocio. Los hoteles, cabarés, cafés, cines y teatros complementaban la atracción que proporcionaba el pujante comercio local y que proporcionaron cierta fama al pueblo durante décadas. Debido a su situación en la Asturias central y cercana a Oviedo, Grado se vio afectado por la Revolución de 1934. Más tarde, durante la Guerra Civil quedó integrado en la zona republicana al principio. Fue, sin embargo, prontamente tomada por las columnas gallegas sublevadas de Teijeiro, que usó el concejo como cabeza de lanza para la ruptura del sitio a Oviedo. En octubre de 1937, buena parte de la localidad de Grado fue rodeada de alambradas y utilizado como campo de concentración de prisioneros republicanos.[11]​ En un edificio conocido como el chalet del Campo (que actualmente permanece en pie) se realizarían interrogatorios con torturas diarias, del cual partían cada noche uno o dos camiones con cautivos para ser fusilados. Existen varias fosas comunes en la zona, siendo la más importante la gran fosa de El Rellán, donde posteriormente se instalaría una granja de cerdos; sólo en ella se estiman unas 300 víctimas enterradas.[12]​ Según un estudio de la Universidad de Oviedo, hay hasta 47 militares desconocidos procedentes de Grado enterrados en el Valle de los Caídos.[13]​ La villa alberga desde octubre de 2018 el primer museo público asturiano de la Guerra Civil, ubicado en el Museo Etnográfico y de Historia de Grado.[14]​ A partir de la mitad del siglo XX, Grado se ha especializado en la ganadería láctea con el abandono de sus zonas agrícolas y con una escasa industrialización.

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Grau / Grado es es un punto de parada El Camino Primitivo Tu puedes alcanzar Santiago de Compostela in 15 dias.

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